domingo, 17 de febrero de 2013

Pisando el cielo

 
 
Después de más de un mes en el que la lluvia ponía la banda sonora a cada día que pasaba, y de una semana con nieve y frío , amaneció un sábado con una temperatura casi primaveral y  cielo casi despejado. Solamente unas nubes juguetonas se balanceaban lentamente al ritmo de una suave brisa. La idea inicial era ir a la zona de Pajares para comprobar si la cantidad de nieve caida era tanta como las noticias afirmaban. Justo nada más coronar el puerto pudimos comprobar, por los coches allí aparcados, que la zona de las pistas iba a estar a tope. Iniciamos  la ascensión hacia Brañillin y a escasos metros ya pudimos comprobar que iba a ser muy complicado aparcar . Una multitud de colorines pintaban la nieve como si de flores en un prado se tratasen. Decidimos que había demasiada gente y pusimos rumbo a la localidad cercana de  Busdongo para tomar el aperitivo en Casa Maragato. El lugar es frecuentado por numerosos viajeros , ya que queda en la misma carretera general. En Casa Maragato sientes que el tiempo se ha detenido, los 150 años de historias están aún impresos en sus robustas paredes y en las curiosidades que dan un ambiente único al peculiar bar.  El dueño siempre encuentra las palabras adecuadas para cada cual mientras corta sin parar una maravillosa cecina, unos caseros chorizos o un queso curado que quita el sentido. Todo ello dispuesto de una forma muy original encima de papel de estraza.
Abandonamos  Busdongo y un poco más abajo , dirección León, cogemos la desviación que lleva hacia Rodiezmo, el paisaje se vuelve más amable y la nieve que decora el paisaje brilla bajo el sol del mediodía. Dejamos atrás Rodiezmo y en una zona  en la que la nieve dejaba asomar la hierba , el río correteaba inquieto por los recodos y las cigüeñas picoteaban sin cesar el suelo, comimos nuestros bocadillos.  Antes dimos un  paseo hasta el pueblo de San Martín de la Tercia. Una vez repuestas fuerzas decidimos seguir una carretera que hasta entonces nunca habíamos recorrido. La carretera se adentraba en unos valles , ahora nevados ,que parecían una postal.
El brillo de un embalse helado nos advirtió de que estábamos al lado de Casares de Arbas, un precioso pueblo perdido en un no menos maravilloso valle que cubierto por una generosa capa de nieve nos ofreció un reconfortante café en el Hostal González. Desde allí dirección a Cubilla de Arbás con la intención de llegar a la intersección con la autopista a la altura del puente atirantado de Barrios de Luna. Pero un nuevo cruce nos hizo cambiar de idea y girar a la izquierda para tomar la carretera que nos llevaría a Pola de Gordón y otra vez al puerto Pajares.
La carretera discurre entre prados nevados y arroyos cantarines que con la luz del atardecer son aún más espectaculares. Pasamos por Geras de Gordón y seguimos el curso del río hasta volver a acceder a la carretera que une León y Asturias por el puerto Pajares. Cuando llegamos a Busdongo no pudimos resistirnos a volver a visitar Casa Maragato , esta vez para llevar un pequeño surtido de embutidos para nuestras casas. El día tocaba a su fin y todos estábamos con la sensación de haber vivido unos momentos tan especiales como inesperados.
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